LUGARES PROPIOS
Nací en los ochenta en una localidad costera de la Región de Murcia llamada Lo Pagán. Mi infancia y adolescencia transcurrieron entre baños y lodos en el Mar Menor. Recuerdo bucear rodeada de peces, berberechos y algún caballito de mar. Cada verano era todo un ritual. También visualizo mi municipio como un polo de atracción de turistas (siempre me sorprendía que hubieran llegado hasta este preciso punto del mapa) con enfermedades articulares o buscando el poder terapéutico que nuestra curiosa “piscina natural” de origen volcánico y alta concentración de sal prometía.
El Mar Menor es la laguna salada más grande de Europa. Un tesoro natural que, con los años, se ha deteriorado hasta convertirse en una masa de cieno alejada del mar transparente y cristalino que persiste en mi memoria. Un ecosistema único que ha dado paso a un mar turbio y desgarrado. Un mar enfermo por el exceso de contaminación y un urbanismo desaforado. Un mar con claros signos de decadencia consecuencia del exceso de nutrientes en el agua (eutrofización) que han provocado una inevitable crisis ecológica y social en este territorio.
“Lugares propios” es un trabajo realizado entre 2018 y 2022. Se trata de un regreso a la memoria de mi infancia a partir de la amarga conciencia adulta del declive del Mar Menor. Una vuelta al territorio donde crecí para observar su herida, mirando a los nostálgicos ojos de unos veraneantes que añoran abrazar las cálidas costumbres del pasado, rodeados de un paisaje vivo que se diluye en su recuerdo. Visitantes (cada vez menos) y lugareños se siguen aplicando estos lodos, aunque ahora de una forma diferente. Estas personas ponen sobre su cuerpo estos “barros” con inquietud y desconfianza. La contaminación que observan les desconcierta y les plantea dudas sobre la conservación de sus propiedades terapéuticas o de sus posibles efectos nocivos.
Afortunadamente, el futuro del Mar Menor parece más esperanzador ahora. Gracias a una Iniciativa Popular Legislativa (ILP), el Senado aprobó el 21 de septiembre de 2022 una nueva ley que convierte a la laguna en el primer ecosistema de Europa con personalidad jurídica propia. Esto marca un hito medioambiental y un cambio de paradigma en la protección de los ecosistemas. Dotarlo de derechos propios permite una gobernabilidad y protección independientes de los intereses económicos y políticos.
No se podrán recuperar las toneladas de peces que murieron de anoxia en charcos de mar sin oxígeno durante estos años, ni el ecosistema marino que conocí hace décadas. Tampoco olvidar la radiografía del colapso ecológico que se pudo evitar. El futuro es incierto, pero al menos plantea un nuevo horizonte de conservación y recuperación del Mar Menor, uno de nuestros grandes tesoros que confío por fin pueda ser cuidado y respetado como se merece, con derechos equivalentes a los de cualquier persona.
PLACES CLOSE TO MY HEART
I was born in the eighties in a coastal town in the Region of Murcia called Lo Pagán. I spent my childhood and adolescence swimming and having mud baths in the Mar Menor (“Minor Sea”). I remember diving surrounded by fish, cockles and the occasional presence of seahorses. Every summer was a ritual. I also visualize my town as the place where tourists (I always wondered how could they have come to this particular point on the map) with joint diseases or who simply wanted to benefit from the therapeutic power that our curious «natural pool» of volcanic origin and a high concentration of salt promised.
The Mar Menor is the largest salt lagoon in Europe. A natural treasure that, over the years, has deteriorated into a mass of silt far away from the crystal clear sea that lingers in my memory. A unique ecosystem turned into a turbid and torn sea. A sea sickened by excessive pollution and uncontrolled urban development. A sea with clear signs of decadence consequence of the excess of nutrients in the water (eutrophication) that has created a preventable ecological and social crisis in this territory.
“Places close to my heart” is a work carried out between 2018 and 2022. It is a return to the memory of my childhood from the bitter adult awareness of the decay of the Mar Menor. A return to the territory where I grew up to observe its wounds, looking into the nostalgic eyes of holidaymakers who yearn to embrace the warm habits form past, surrounded by a landscape that is progressively diluted in their memories. Visitors (less and less) and locals continue to use these muds, although now in a different way. These people apply the ‘mud’ on their bodies with unease and mistrust. The contamination they observe disconcerts them and raises doubts about the conservation of its therapeutic properties or its possible harmful effects.
Fortunately, the future of the Mar Menor looks brighter now. Thanks to a Popular Legislative Initiative (ILP), the Senate approved on 21st September 2022 a new law that makes the lagoon the first ecosystem in Europe with its own legal personality. This marks an environmental milestone and a paradigm shift in the protection of ecosystems. Endowing the lagoon with its own rights allows for governance and protection independent of economic and political interests.
It will not be possible to recover the tons of fish that died by anoxia in sea pools without oxygen during these years, nor the marine ecosystem of a few decades ago. Nor can we forget the x-ray of the ecological collapse that could have been avoided. The future is uncertain, but at least it offers a new horizon for the conservation and recovery of the Mar Menor, one of our great treasures that can finally be cared for and respected as it deserves, with rights equivalent to any other living being.