El día que Vera besó por primera vez a Victoria le confesó que era transexual. Fue en un parque. No cambió nada. Durante los cuatro años que pasaron juntas se amaron como nunca antes amaron a nadie. En esa etapa de sus vidas dejaron de ser dos personas para convertirse en una. Juntas construyeron un hogar común colmado de sueños y proyectos de futuro.
La exposición es un diario visual en el que se realiza un retrato del universo íntimo de Vera y Victoria. Un universo en el que surgen renovados matices de la riqueza de una relación como la suya. Ni mejor, ni peor que las demás.